Nala

Querida Nala:

No te imaginas cuanto me cuesta escribirte esto aun habiendo pasado tanto tiempo. Fuiste mi primera perra, una perra esperadísima, todavía me acuerdo de todas aquellas navidades en las que no dormía pensando que a la mañana iba a tener un perro dentro de una caja como regalo. Ese día no llegó, pero sí llegó el día que fui a buscarte: la perra de un baserri había tenido crías y no las querían y allí estabas tú, una ratita pequeña que me conquistó en cuanto la vi. Desde el primer día tuvimos una relación muy especial, creo que una relación que solo un niño inocente puede tener con un ser tan puro como un perro. Inseparables todo el día, uña y carne, una relación tan profunda que solo tú y yo lo sabemos.

La vida fue cruel con nosotras, tú no habías vivido nada aun, te quedaba toda la vida por delante, una vida de juego y de felicidad, crecer juntas, acompañarnos en tantos momentos… Y un día todo eso desapareció... Te arrancaron de mi lado… Un tren te alejó de mi vida para siempre… No te merecías eso… con solo un año de edad… tenías que disfrutar de la vida. Yo no tenía que haber visto eso, como te ibas de mi vida para siempre. Te vi sufrir, pero sobre todo te vi sufrir cuando me veías a mi mal, incluso en el último momento de tu vida solo querías complacerme.

Nunca he tenido ni tendré una perra como tú… Nunca recuperaré ese trozo de mí que se quedo en aquellas vías.

Hoy a sido el día en el que me atrevido a ver de nuevo tu foto, esa cara… Y las lágrimas me ahogan. No sé si algún día seré capaz de superar tu pérdida. Hoy por hoy no lo he hecho. Solo me queda la esperanza de que algún día nuestros caminos se crucen de nuevo y podamos disfrutar de todo lo que nos quedó por hacer…

Decirte mi Nala que has sido lo más especial en mi vida, que siempre te llevo conmigo y que TE QUIERO y te querré siempre!!!!