El Agility es un deporte que puede practicar cualquier persona que disponga de uno o más perros, independientemente de su raza.
Basado en las competiciones hípicas de saltos, el Agility consta de una serie de obstáculos que el perro deberá superar gracias a las indicaciones del guía, en el mínimo tiempo posible.
El control del perro debe realizarse mediante la voz o los gestos, ya que no está permitido tocar al perro, ni utilizar premios o reclamos durante el recorrido. Esto lo convierte en una disciplina perfecta para mejorar la comunicación con nuestros perros.
El Agility puede parecer divertido, puede parecer algo que te vaya a gustar, pero no, es mucho más que eso, sencillamente, el Agility engancha.
Sin embargo, debemos hacer una alusión al trabajo bien orientado y efectuado con conocimiento desde el principio, ya que esto marcará la diferencia entre un perro alegre, ejercitado, y que goce de buena salud, de un perro sometido, indiferente o con problemas de articulaciones.
En el Club de Agility Euskadi, nos hemos especializado en esta disciplina y te invitamos a conocerla y practicarla de nuestra mano, con conocimiento y control de cada uno de los pasos que demos.
Para hacer Agility tiene que existir una gran compenetración entre el perro y el guía.
Nuestra metodología de trabajo gira alrededor de este concepto. Los resultados son sorprendentes.
En una competición se genera un entorno de estrés muy alto para el perro y también para el guía. Entornos nuevos, megafonía, gente por todos los lados, montones de perros, etc. Los perros deben aprender a trabajar rodeados de otros perros, manteniendo su concentración en el guía.
Para hacer Agility tiene que existir una gran compenetración entre el perro y el guía. Nuestra metodología de trabajo gira alrededor de este concepto. Los resultados son sorprendentes.
Un perro que practica Agility de forma correcta, es un perro alegre, es un perro con energía, es un perro ejercitado física y mentalmente, es un perro agradecido a quien le proporciona esos estímulos, su guía.
Por supuesto, no podemos plantearnos hacer Agility, si no logramos un nivel de educación y control sobre el perro. Por tanto, son estos valores los primeros en trabajar.
Un perro que practica Agility de forma correcta, es un perro alegre, es un perro con energía, es un perro ejercitado física y mentalmente, es un perro agradecido a quien le proporciona esos estímulos, su guía.
Por supuesto, no podemos plantearnos hacer Agility, si no logramos un nivel de educación y control sobre el perro. Por tanto, son estos valores los primeros en trabajar.
Es obvio que practicando Agility realizamos ejercicio, sobre todo nuestra mascota. Pero también desarrollamos su capacidad psíquica, puesto que debe resolver problemas de forma cotidiana, debe pensar y actuar.
En nuestro club, cuanto más se profundiza en el Agility, mayor es la complicidad entre guía-perro. Podemos afirmar que nuestros perros, llegan a desarrollar tal grado de unión con su guía, que ignoran a otros perros o personas.
Realmente, podemos llegar a profundizar tanto como queramos, llegando a convertir este deporte en nuestra forma de vida, relacionándonos con mucha gente con nuestros mismo gustos y valores, viajando, y enfocando nuestro estilo de vida alrededor de nuestra mascota.
El Agility hizo su debut formal en Crufts en febrero de 1978.
El público quedó fascinado y el Agility se aseguró su continuidad como deporte canino.
Además de la participación de experimentados adiestradores, la primera exhibición de agility contó con un ingrediente fundamental:
la seguridad de los perros. Varley y Meanwell habían dedicado mucho tiempo a diseñar obstáculos que permitieran un show atractivo pero que, al mismo tiempo, garantizaran que los perros no fuesen a lastimarse durante la prueba. Esto fue uno de los mayores aciertos de los creadores del Agility.
Durante la historia del Agility, los reglamentos de este deporte canino han sido modificados más de una vez. Ya no es el incipiente deporte que fue en sus orígenes, sino un deporte canino sólidamente establecido. Sin embargo, lo que no ha cambiado es el fuerte vínculo guía-perro y la enorme diversión que se obtiene con la práctica del Agility.
Hoy en día existen muchas organizaciones que promueven la práctica del Agility y llevan a cabo competencias. El Agility se ha extendido a muchos países e incluso se realizan competencias mundiales. No es raro encontrar en las revistas de perros las fotografías de equipos vencedores en competencias locales y mundiales de Agility.
Aunque el Agility no se creó para demostrar las cualidades de carácter de los perros, ciertamente indica mucho acerca de la inteligencia emocional de éstos.
Basta con ver una competición de Agility para darse cuenta que los concursantes mantienen un gran autocontrol en situaciones altamente estimulantes.
Por supuesto, también es una muestra del excelente vínculo existente entre los guías y sus perros.
Como un beneficio adicional de este maravilloso deporte se puede considerar que ayuda a mantener el estado físico de los perros que lo practican, al mismo tiempo que es una excelente forma de canalizar la energía de perros muy dinámicos. Además, fomenta el compañerismo entre los participantes humanos quienes también se ejercitan un poco, aunque en menor medida que los participantes del género Canis.
Puesto que actualmente el Agility es tan popular y tan apreciado por mucha gente, también es frecuente que sean los mismos dueños quienes presentan a sus perros. Esto ha ayudado a que las competiciones de Agility sean eventos para la familia en lugar de ser eventos disfrutados por unos pocos expertos.
En definitiva, el Agility es un maravilloso deporte canino en el que pueden participar todos los que lo deseen. La única restricción en este deporte se encuentra en la capacidad física y el entrenamiento de los perros. Por supuesto, algunas razas tendrán más dificultades con este deporte que otras; un mastín napolitano nunca será tan ágil como un Border Collie.
